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Mostrando entradas de diciembre, 2004

Un mundo oculto

"...de repente en medio del centro comercial, en aquella tarde de otoño y todo abarrotado de gente, su mano fue a apoyarse en aquella endeble estantería de baldas de cristal. Lo que causo un pequeño estruendo, e hizo que algunas personas se giraran, pero obviamente “no era su problema”. Tal fue su susto que casi se quedó petrificada. Una cara pálida le cubría, y sus manos de repente frías y tiesas dejaron de tocar cualquier cosa. De repente cuando el uso paso y solamente se había soltado una balda de cristal, débilmente sujeta, alguien salió de detrás de la estantería, y le agarro suavemente del brazo, preguntándole: - ¿Estas bien? ¿Te ha pasado algo?. - No, no paso nada, solo un susto. - ¿Seguro? ¿No te habrás cortado? - No, de verdad, esperaré a que venga la dependienta. - Vale, ya voy yo a avisarle, no te preocupes. - No, si no me preocupo, no hay por que. - De acuerdo, aguarda ahora regreso. Y con ese gesto inesperado, ella comprendió que el mundo no le tenia condenad

Ni un vaso de agua sería tan oportuno.

En una noche tan inesperada, como una lluvia de verano, pero tan bonita como la luna que a veces la adorna, ella llegó como la estrella que un cielo despejado necesita. Esa misma que brilla allí arriba con más intensidad que todas las otras que la rodean, y la cual hace que las demás sean insignificantes. A la que no cesas de mirar al mismo tiempo que sonríes irremediable y eternamente. Ella llegó llenando mis oídos de halagos y poesías, los cuales exhalaba su boca hermosa, mientras sus preciosos ojos captaban cada gesto de mi cara, cada parpadeo de estos ojos emocionados. Tan inesperada fue su visita, como agradecida. Tan breve que dejo sobre la mesa su dudosa intención de repetirla. Pero no fue un adiós, tan solo “hasta otra”. Y al día siguiente demostró que fue un “hasta mañana”, al aceptar mi segundo café. Y que cambio dio la tarde cuando acepto, mi primer beso. Como dos niños disfrutando de lo sencillo, inocente y más puro y valioso. La confianza. El Amor. Ahora nos queda to

Un Domingo de Gloria

El calor de la realidad, horneo la felicidad que su corazón gozaba, y su mente cuidaba de conservar por largo tiempo. Se sentía como en una nube esponjosa, de la que difícilmente bajaría voluntariamente. Se sentía un ser completo, un gran afortunado esta vez. Algo nuevo y delicioso, ¡cómo no!. Lleno sus bolsillos de abrazos y besos, de amor, cariño y sincera amistad. Esos besos que fueron repartidos por su cuerpo con tesón, con paciencia, con ese cariño que recibió. Esos besos que en su boca supieron a caramelo, y que llenaron su estomago de aire, pero que alimentan su espíritu. Parecía un día bueno hasta que la noche nació y con ella, se deshizo el poder y la presencia del pudor y la vergüenza, entonces fue un día maravilloso. Entonces entregados, supieron disfrutar de la tremenda compañía y de las ganas de conquistarse el uno al otro. El Lunes amaneció dando el nacimiento del abrazo más bonito que nunca entregaron. El juego no fue una competición, más bien colaboración y compenetr

Lo que hoy es real...

A estas alturas me siento como un Robinsón, en una isla desierta cualquiera. Será la suerte o su ausencia. La poca alegría o el sentimiento agónico de soledad. Serán las punzadas que mi corazón recibe cada día. Será que hace mucho que no veo unos ojos que miran con deseo, al menos hacia mí. Será que en mi vida hay menos luz que en una carretera secundaria. Será que daría mi vida por la primera mujer que realmente se lo mereciera. Que abriría de nuevo mi corazón a pesar del riesgo que ello conlleva. Ni es la ausencia de familia, ni de amigos. Es más sencillo que todo eso. Es la necesidad de dar todo eso que llevo dentro y que tanto tiempo me llevo cultivar. Y si no, me parece un error haber vivido así. Me da la sensación de que es el mayor fracaso que he sufrido. ¿Que coño tengo, que no hay modo de dar solución a este dilema?. ¿Que cojones hago, que pierdo todo lo que llega?. ¿Cómo he de ser para no sentirme absurdo?. Quizás mi amor venga en una tortuga, quizás solo es cuestión