"...de repente en medio del centro comercial, en aquella tarde de otoño y todo abarrotado de gente, su mano fue a apoyarse en aquella endeble estantería de baldas de cristal. Lo que causo un pequeño estruendo, e hizo que algunas personas se giraran, pero obviamente “no era su problema”.
Tal fue su susto que casi se quedó petrificada. Una cara pálida le cubría, y sus manos de repente frías y tiesas dejaron de tocar cualquier cosa. De repente cuando el uso paso y solamente se había soltado una balda de cristal, débilmente sujeta, alguien salió de detrás de la estantería, y le agarro suavemente del brazo, preguntándole:
- ¿Estas bien? ¿Te ha pasado algo?.
- No, no paso nada, solo un susto.
- ¿Seguro? ¿No te habrás cortado?
- No, de verdad, esperaré a que venga la dependienta.
- Vale, ya voy yo a avisarle, no te preocupes.
- No, si no me preocupo, no hay por que.
- De acuerdo, aguarda ahora regreso.
Y con ese gesto inesperado, ella comprendió que el mundo no le tenia condenad
...a different experience...