Hay corazones que no aguantan un pequeño esfuerzo, hay almas que difícilmente sobreviven a un mundo tan cruel, hay personas deambulando como zombis, sin ilusión ni esperanza, hay ciudades grises que simplemente existen, no son nombradas a menudo ni son símbolo de lucha. Hay días que cuesta poner el primer pie en el suelo, esos días en los que tienes más motivos para no vivir que para hacerlo. Hay momentos en que desearíamos huir y no se porque no lo hacemos. Quizá sería aquello que tanto nos quejamos de no tener, lo que palparíamos con las manos, lo que saborearían nuestros ojos agotados. Hay veces que estamos tan vacíos que es difícil avanzar, ya que creemos que nos desintegraremos en el intento, ¿tan frágiles nos sentimos?. No una mano, sino un hombro donde apoyarnos sería una buena ayuda, para dar un paso. Pero si no tenemos el corazón roto, está hueco, y eso no lo suple nada, ni el tiempo. Llorar, sentir, dormir, despertar, recordar, llorar y volver a dormir. Una cadena que no cesa